Para estructurar las acciones requeridas para la empresa según el número de empleados y riesgos identificados.

Para contar con las políticas, procedimientos, y formatos necesarios para demostrar la implementación y evaluación de las acciones de seguridad y salud.

Para verificar el nivel de cumplimiento y conformidad del sistema, identificando así las oportunidades de mejora que prevengan los riesgos.

Para identificar peligros no evidentes pero latentes en la empresa y determinar controles efectivos que eviten situaciones lamentables.

Para evitar la accidentalidad y el ausentismo laboral por planes de entrenamiento que no generan resultados ni mejoras en las condiciones de trabajo.

Para reconocer las causas y fuentes de los eventos adversos ocurridos y entender las lecciones aprendidas que evitan nuevos incidentes.

Para enseñar a los trabajadores los ejercicios físicos necesarios para relajar el esfuerzo laboral y mejorar sus condiciones ergonómicas, anatomías, patológicas, entre otras.

Para contar con estrategias de prevención y atención de desastres ajustadas a las vulnerabilidades y condiciones locativas de las instalaciones.

Para asegurar que el trabajo remoto se desarrolle en condiciones seguras y, si es necesario, intervenir los riesgos fuera de las instalaciones.

Para cumplir con las normas de seguridad que deben seguir los conductores, las flotas de vehículos, las rutas y demás actores viales con el fin de evitar siniestros de tránsito.